Es muy común que cuando se habla de la jubilación, el concepto se asocie al momento o fecha en el que se estará ejecutando el retiro del individuo de la empresa, normalmente por causa de edad. Sin embargo, la jubilación es un proceso natural como muchos otros cambios en la vida; como el momento del matrimonio, o el momento de tener un hijo, o el cambio de la preparatoria a la universidad, etc., siempre habrá un momento en el que cambia la situación pero existe incertidumbre de lo que sucederá al enfrentar esa nueva fase de vida, que como todos sabemos, lo superamos, pero conlleva tiempo de adaptación y aprendizaje.
Tomando en cuenta esto, podemos pensar en la jubilación como un proceso que se divide en diferentes fases:
Normal
No se considera con mucha seriedad el momento de jubilación, es decir, se ve lejano y no genera preocupación, existe la percepción de que falta mucho o hay mucho tiempo por delante.
Remoto
Considera la jubilación como una posibilidad. Aquí ya hay mayor consciencia de que esto sucederá en algún momento, pero se sigue percibiendo como que hay suficiente tiempo o se percibe todavía como algo lejano.
Cercano
Considera la jubilación como una posibilidad ya muy cercana, se percibe que solo es cuestión de algunos años más, podría haber preocupación y temor de que la empresa tome la decisión anticipadamente. Ese temor dependerá del nivel de preparación para el evento.
Luna de miel
“Todo es dicha y felicidad”. Posterior al momento de jubilación se entra en una fase en donde la dinámica cambia, hay sensación de libertad para hacer y emprender nuevas cosas desde la perspectiva profesional, familiar y personal, también puede haber presión por los temas financieros si no hubo buena planeación. En general se abre un gran abanico de posibilidades y habrá que tomar muchas decisiones importantes.
Desencanto
“No fue la mejor decisión, ¿me regreso?”. Comúnmente se entra en esta fase cuando, independientemente de la solidez financiera, no hubo una preparación adecuada, ni un plan de vida para la fase de post-jubilación, las actividades que se realizan no dan satisfacción ni plenitud, la dinámica familiar es compleja, se extraña el trabajo, los compañeros, la actividad profesional, la socialización, el status, etc., y entonces se busca regresar a la zona de confort.
Reorientación
Encontrando el propósito de vida y aprovechando al máximo la experiencia, capacidades y habilidades obtenidas durante su vida. Esta fase se puede lograr si con tiempo suficiente, que podría ser incluso desde la fase Normal, la persona se prepara y planea adecuadamente su momento de jubilación, ya que tendrá claridad de lo que quiere lograr y disfrutar, tendrá un propósito de vida, el cual le dará sentido, satisfacción y entusiasmo a todo lo que realice y emprenda para lograrlo.
A menudo encontramos la pregunta de si es posible no pasar por la fase de desencanto y llegar directamente a la fase de reorientación, y la respuesta es afirmativa, siempre y cuando exista un esfuerzo propio para una adecuada preparación y planeación del proceso de jubilación de manera anticipada.
Sobre el autor
Enrique Marín
Experto en finanzas personales y retiro
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